Siembra de guayacanes reales
La siembra de árboles de guayacán real inició en San Lorenzo en 1993. Para entonces, se estimaba que la cantidad de árboles adultos de guayacán real, en Costa Rica, escasamente sobrepasaban la cantidad de 100. La urgencia por emprender acciones concretas para incrementar su población, y con ello contribuir a evitar su extinción, resultaba apremiante.
Cuatro años más tarde, en 1997, mediante el Decreto Ejecutivo No. 25700-MINAE, el Gobierno de Costa Rica declaró oficialmente al guayacán real como especie en peligro de extinción en el país.
El programa de siembra de guayacanes reales se ha conservado a lo largo de las primeras 3 décadas del proyecto. A la fecha se han sembrado más de 1.000 ejemplares. Los más desarrollados van alcanzando diámetros en el orden de los 20 cm, y alturas que ya sobrepasan los 4 metros. Otros registran un desarrollo mucho menor. Considerando que los mayores son árboles que tienen unos 25 - 30 años, hemos podido constatar que el guayacán real es una especie de crecimiento muy lento.
El guayacán real es una especie de gran valor ornamental. Las ramificaciones y el follaje son muy hermosos. Sus floraciones son espectaculares.
Las variadas formas que desarrollan las ramificaciones de los árboles de guayacán real hacen único a cada uno de ellos:
No tenemos conocimiento de ningún otro proyecto que, desde la década de los 90s del siglo anterior, haya sembrado tal cantidad de guayacanes reales, en su entorno natural, y asociado con otras especies forestales nativas propias del Bosque Tropical Seco.
Casi todos los guayacanes reales sembrados en San Lorenzo tienen su origen en MAGÓN, el guayacán real multi-centenario, y árbol insignia del Proyecto Guayacán Real. Por años, los arbolitos nacidos bajo sus ramas, han sido trasladados y conservados en vivero por 2 – 4 años mientras desarrollan el tamaño mínimo adecuado para su siembra en el terreno. Una vez sembrados, recibirán por muchos años más los cuidados necesarios, lo cual incluye el riego, durante la estación seca, y el cortar la vegetación natural que crece a su lado, durante la estación lluviosa, ya que, al ser el crecimiento del guayacán real tan lento, cualquier otra vegetación los sobrepasa rápidamente y los cubre por completo, perjudicándolos seriamente.
A pesar del lentísimo crecimiento del guayacán real, que es una de las razones que ha contribuido a poner en riesgo la supervivencia de esta valiosa especie, su siembra y cuido es altamente gratificante. En el proyecto se obtuvieron las primeras floraciones poco antes de los 10 años de edad, momento a partir del cual los árboles producen frutos y semillas que permiten conservar su especie.
Nos complace poder contribuir, con acciones concretas, en dar a conocer, honrar y preservar esta especie forestal tan célebre, que tanto beneficio le ha dado a la humanidad.